Di lo que tengas que decir... ahora.

Porque puede que más adelante no puedas.

Es raro pero ocurre. Ocurre que te vas por la mañana, sin pensar que algo puede cambiar las cosas de repente. Cuando paras el despertador, crees que tu día será como el anterior, ir a trabajar, volver al terminar el día ...

Ahora, piensa en alguien. Piensa en él, por ejemplo. En ella. Piensa en tu hermana. Piensa en tu padre. Piensa en tu perrito, piensa en una amiga. Piensa en lo último que les dijiste a cada uno.

Un día salí de casa para terminar unas cosas. Te dije hasta luego y te di un besito en la mejilla como cada día. No sabía que cuando volviera para cenar no estarías.

Y a ti, nos despedimos todos, "nos veremos por ahí", te hice reír con un pequeño chiste malo de los míos. Lo siguiente que supe de ti es que ya no estabas.

Sabía que tu sí te ibas, y ni por ésas el tiempo es suficiente.

Contigo compartí mesa y banco, vine de Madrid para reunirnos todos en aquel día tan especial en la que realmente nos reunimos para despedir a otra persona, así que una vez más, todo se quedó en un "a ver si vienes más y nos volvemos a juntar". "A ver, a ver, nos vemos pronto, primo".

A ti también esperaba verte pronto. Ojalá hubiéramos dado antes tu nombre a aquél torneo de verano. Te lo merecías mucho antes, pero siempre parece que es tarde.

Lo tuyo sí que no dejó tiempo a nada. "Me voy a casa chicas". Cómo imaginar.

Sólo sé que hay que cuidarse y quererse cuando podemos, porque por alguna extraña razón, de repente se deja de poder. Y quieres pero no vas a poder. Ni con la más grande de las fuerzas.

Todo es genial cuando se puede hacer, hagámoslo ahora.